ROSÁCEA ¿QUÉ ES?

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La rosácea es una enfermedad crónica de la piel de evolución progresiva que cursa por brotes y que afecta habitualmente la cara, en especial las mejillas, la nariz, el mentón y la frente. La prevalencia de este trastorno varía del 1 al 22% según las poblaciones. Estos pacientes suelen tener fototipos claros de piel. Se presenta más frecuentemente en mujeres, aunque suele ser más grave en hombres, y la prevalencia es mayor en personas de origen nórdico europeo o celta.

Los individuos afectados presentan un aumento en el flujo sanguíneo, y también una mayor tendencia al enrojecimiento facial en respuesta a cambios de temperatura. Es habitual que los afectados describan sensaciones de escozor o ardor, prurito, hormigueo en la piel, que generalmente van acompañados de eritema. Este eritema aparece inicialmente de forma transitoria, pero, con el tiempo, evoluciona a un estado permanente, pudiendo aparecer en estos casos telangiectasias, que son la dilatación permanente de pequeños capilares superficiales.

Los agentes inductores son diversos e incluyen factores tanto externos e como internos:

  • Radiación solar
  • Cambios de temperatura
  • Viento
  • Ambientes secos
  • Alcohol
  • Alimentos calientes y/o picantes
  • Emociones fuertes
  • Determinados cosméticos, etc.

Esta patología también tiene un importante impacto psicológico en los pacientes, ya que un alto porcentaje de ellos describe que esta condición les genera un sentimiento de vergüenza, que puede estar acompañado de baja autoestima y ansiedad, que pueden incluso llevar a la depresión y la estigmatización, con un impacto negativo en la calidad de vida.

Tratamiento

No existe un tratamiento único para las pieles sensibles con rojeces. Es importante que, desde el principio, las personas que padecen esta patología, comprendan que es crónica y recurrente y aprendan a reconocer los factores desencadenantes para evitarlos en la medida de lo posible. Además, los pacientes deben ser conscientes de la necesidad de mantener la integridad de la función barrera de la piel y llevar a cabo una minuciosa rutina de cuidado, prestando especial atención a los productos que utilizan y la importancia de la higiene, la emoliencia específica y la protección solar durante todo el año. Es esencial que comprendan la necesidad de una terapia de mantenimiento, incluso cuando no están en fase de brote. El objetivo de la terapia es reducir el eritema facial, controlar la aparición y/o la evolución de telangiectasias y hacer frente a la tendencia al enrojecimiento.
Esto se lleva a cabo principalmente al evitar los factores desencadenantes y con el uso de medicamentos específicos. La aplicación tópica de ácido azeláico y, en ocasiones, ciertos antibióticos, es común, aunque los pacientes pueden presentar una mayor irritación de la piel. Además, los agonistas adrenérgicos (tartrato de brimonidina y HCL oximetazolina) pueden ayudar a disminuir el eritema. Para las telangiectasias, la terapia más ampliamente usada es el láser. Se ha publicado la reducción exitosa de las telangiectasias y el enrojecimiento de fondo utilizando diferentes sistemas de láseres, tales como el láser de colorante pulsado (PDL), la luz pulsada intensa (IPL), el CO2 y los láseres de pulso largo (i.e. el láser Nd:YAG).
Así mismo, es muy importante para la higiene y el cuidado diario de la piel facial, escoger productos que estén especialmente formulados para el cuidado de la piel sensible con rojeces.
Para la higiene diaria se suele recomendar el agua micelar o syndets. El producto escogido debe ser capaz de eliminar el maquillaje, y calmar e hidratar la piel sensible con rojeces. También debe tonificar la piel y refrescarla inmediatamente. No debe contener alcohol y es recomendable que haya sido testado tanto a nivel dermatológico como oftalmológico.
Para la hidratación diaria es importante usar una crema que reduzca las rojeces faciales y atenúe los capilares visibles. Con efecto antiedad, para que sea la única crema que utilices al día, y sobre todo con factor de protección solar medio UVB y UVA. En ocasiones es adecuado usar la misma crema pero que tenga color, es la llamada BBcream, para unificar el tono de la piel y disimular la rojez facial. Hay algunas marcas que además incorporan en la misma crema color un corrector verde específico para neutralizar las rojeces.
Se puede complementar este cuidado, con el uso de un serum. Son fórmulas más concentradas y ultra-reparadoras, que proporcionan un cuidado de choque aportando un efecto de frescor y alivio inmediato frente al disconfort cutáneo facial.
Hay marcas que cuentan además con un complemento alimenticio que ayuda al cuidado tópico en los momentos del año con mayor exacerbación de la patología.

Empieza a cuidar tu piel sensible con rosácea con productos específicamente formulados para ello y notarás la diferencia.

Consulta al Farmacéutico y te orientará muy bien.