13 DE JUNIO: DÍA EUROPEO DE LA PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE PIEL

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El cáncer de piel es uno de los que mejores tratamientos tiene, en caso de diagnosticarse a tiempo: en el 95% de estos se puede curar.

Pero los episodios de cáncer cutáneo han aumentado en las últimas décadas, sobre todo en la población joven y más concretamente en mujeres, tal vez porque suele ser el colectivo que más se preocupa por obtener un tono de piel moreno. Desde los años 70 ha habido más casos de cáncer cutáneo que la suma de los demás tipos de cáncer juntos.

se percibe hasta pasados veinte años de la exposición desmesurada a la luz solar. Por tanto, casi todos los casos que se encuentran hoy en día, provienen de una época en que existía la moda de ponerse moreno bajo el sol sin tener tan en cuenta las precauciones.

La mitad de los tumores que se descubren en el mundo son de cáncer cutáneo. En España se diagnostican 3.200 casos anuales, una cifra que aumenta un 10% cada año. No se espera que esta tasa de crecimiento vaya a descender en el futuro. Resulta fundamental aprovechar cualquier ocasión para concienciar a la población de los riesgos de esta enfermedad y sobretodo la importancia de los buenos hábitos para prevenirla.

El cáncer cutáneo puede dividirse en dos tipos:

• Melanoma (5% de los casos). Es el que reviste mayor gravedad, y pese a su escasa proliferación, es responsable del 90% de las muertes por cáncer de piel.
• No melanoma: incluye carcinoma basocelular y carcinoma espinocelular (95% restante)

Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el incremento de la incidencia de tumores cutáneos se relaciona con la exposición a la radiación ultravioleta y el tipo de piel. El tipo de exposición solar causante del cáncer de piel parece ser diferente para cada uno de los tipos.

Las lesiones cancerosas suelen aparecer en las zonas que con mayor frecuencia están expuestas a los rayos (UVA y UVB) como la cara, el cuello, la espalda y las extremidades. Es más común en personas de más de 50 años, pero cualquiera puede resultar afectado.

Los niños y los adolescentes son particularmente vulnerables a los efectos nocivos de las radiaciones ultravioleta. Hay que recordar que nuestra piel tiene “memoria” y almacena las sucesivas veces que la hemos sometido a un sol excesivo. Además, el 80% del daño solar se produce antes de los 18 años, por lo que la educación a estas edades es fundamental para prevenirlo y aprender a detectarlo precozmente.

El tipo de piel también es importante. Las personas de piel clara sufren más quemaduras solares y tienen un riesgo más elevado de cáncer de piel que las de piel oscura. Sin embargo, a pesar de que la incidencia de cáncer de piel es menor en las personas de piel oscura, los cánceres suelen detectarse más tarde, en un estadio más peligroso. El riesgo de lesiones cutáneas, envejecimiento prematuro de la piel e inmunodepresión es independiente del tipo de piel.

La OMS recomienda las siguientes medidas para protegerse de la exposición excesiva a las radiaciones ultravioleta:

• Evitar la exposición solar en las horas centrales del día (11h a 16h).
• Usar gafas de sol que den una protección de 99% a 100% contra las radiaciones ultravioleta A y B.
• Preferir zonas de sombra.
• Usar ropa protectora: gorras y prendas de manga larga.
• Utilizar cremas fotoprotectoras. Aplicar abundantemente y renovar con frecuencia. Usar un filtro solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) de 30 ó más y factor UVA. Los filtros solares no deben usarse con la idea de prolongar el tiempo que se pasa al sol, y las personas que los usan para broncearse deben ser conscientes de la necesidad de limitar el tiempo que se exponen al sol.
• Evitar las camas bronceadoras: el uso de estos aparatos antes de los 35 años de edad se acompaña de un aumento del 75% del riesgo de melanoma maligno. Las camas y las lámparas bronceadoras no deberían usarse a menos que sea bajo supervisión médica. La OMS recomienda prohibir su uso en los menores de 18 años.
• Proteger a los bebés y los niños pequeños.

Es importante observar de cerca la piel, revisar pecas y lunares y acudir al dermatólogo periódicamente.

Además de estos consejos, desde la Academia Española de Dermatología y Venerología, indican y aconsejan hidratar el cuerpo de forma constante bebiendo agua, y vigilar la evolución de cualquier lesión, lunar, mancha o peca que presente las siguientes características (“A-B-C-D”):

• Asimetría
• Bordes irregulares
• Cambio de color
• Diámetro superior a seis milímetros

En cualquiera de estos casos, o si la lesión duele, pica o sangra, no se debe esperar más a acudir a la consulta de un especialista.

Es muy importante seguir las recomendaciones de protección frente a los rayos solares.

Con la piel no se juega.